La Audiencia Nacional revisa 13 de las 36 excarcelaciones de etarras de Urkullu para devolverles a prisión
Un total de 13 etarras que cumplen condena en el País Vasco y que ya han sido puestos en régimen de semilibertad -sólo tienen que dormir en prisión- pueden volver a la cárcel si prospera el recurso interpuesto por el Ministerio Fiscal. La Audiencia Nacional ya estudia caso a caso estos beneficios, que se han otorgado atendiendo a cuestiones de «arraigo» pero en los que no ha existido arrepentimiento. Varias de esas órdenes de libertad, además, se firmaron el mismo día. Entre los etarras señalados está la pistolera que asesinó al socialista Ernest Lluch.
Hasta el momento han sido 116 los etarras que han sido acogidos en las celdas vascas de Martutene, Zaballa o Basauri. Y de ellos, 36 ya han conseguido el tercer grado y el régimen de semilibertad. Ya están en la calle. Sólo tienen que ir a prisión a dormir. La última etapa del plan en el que el Gobierno de Pedro Sánchez primero los acerca al País Vasco, previa cesión de competencias, y el Gobierno vasco les saca de prisión.
Sin embargo, a los planes de Iñigo Urkullu y Arnaldo Otegi para sacar a la calle a decenas de presos de la banda terrorista ETA sin mediar perdón a las víctimas le ha surgido un obstáculo: la Audiencia Nacional. El Ministerio Fiscal ha recurrido hasta ahora un total de 16 de esas 36 salidas de prisión. De ellas, 13 están siendo analizadas actualmente por el juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro. La izquierda abertzale y el entorno de los presos temen que esos regímenes de semilibertad y sus terceros grados serán revocados y los 13 presos deberán volver a sus cárceles.
Los temores del entorno proetarra están justificados: ninguno de esos 13 presos ha pedido perdón a las víctimas de sus atentados. Lo más que alcanzan alguno de ellos es a firmar una de las cartas impersonales y genéricas, con párrafos idénticos, elaboradas siguiendo un mismo modelo y dirigidas «a quien corresponda». Todos esos textos han pasado por la lupa de la Audiencia Nacional y la Fiscalía, que entienden que no puede considerarse como un arrepentimiento efectivo. Por ese mismo motivo, la Justicia ya ha revocado algún tercer grado y régimen de permisos en el pasado: los de los etarras Iñaki Bilbao, Gorka Martínez, Unai Fano, Iñigo Gutierrez y Jon Crespo.
El Gobierno y el Ministerio del Interior, mientras tanto, consideran que para ser acercado al País Vasco vale con asumir la legalidad penitenciaria, rebajando el listón hasta tal punto que ha permitido que el 70% de los presos de ETA ya cumplan condena en cárceles vascas.
La decisión sobre esos 13 presos, explican fuentes judiciales, no es inminente. Sin embargo, los antecedentes y las circunstancias de cada caso apuntan a que la justicia se inclinará por tumbar esos regímenes de semilibertad otorgados por el Gobierno de Urkullu. Algo que, cuando ocurra, abrirá una brecha entre el Gobierno de Pedro Sánchez y EH Bildu, muleta parlamentaria del PSOE.
Pistoleros
En la lista de quienes podrían volver a prisión está, por ejemplo, Lierni Armendariz González de Langarika, que salió a la calle el pasado mes de agosto desde la cárcel guipuzcoana de Martutene.
Como miembro destacado del comando Gaztelugatxe, fue partícipe de la oleada de asesinatos cometidos por los pistoleros de ETA en Cataluña en los primeros años de este siglo. Una de sus víctimas fue el ex ministro socialista Ernest Lluch, a quien Armendariz y sus cómplices esperaron agazapados en su garaje para descerrajarle dos tiros en la cabeza y dejarle en el suelo desangrándose. El Gobierno de Pedro Sánchez firmó su acercamiento coincidiendo con el 20 aniversario del asesinato de Lluch.
En la lista de los 13 etarras que podrían volver a prisión próximamente figura también Zigor Orbe, condenado por quemar un autobús con su conductor dentro. Aitor Herrera, condenado por depósito de armas y estragos. O Juan Carlos Subijana, que participó en el atentado que acabó con la vida del funcionario de prisiones Máximo Casado Carrera el 22 de octubre del año 2000.
Mientras, la lista de terroristas de ETA que se acerca al tercer grado y a su salida de prisión sigue creciendo. En parte, beneficiados por ese modelo impuesto por Iñigo Urkullu que premia el «arraigo» por encima de otros criterios como el de arrepentimiento o colaboración con la justicia. Uno de los que podría volver a la calle próximamente es Javier García Gaztelu, Txapote, asesino entre otros de Miguel Ángel Blanco.
Sus circunstancias personales le puntúan alto en el baremo del «arraigo»: tiene dos hijos -una de ellas, menor de edad- viviendo cerca de su cárcel y su madre, la también terrorista de ETA y cómplice de sus asesinatos Irantzu Gallastegui, también está presa. Fuentes penitenciarias barajan que incluso podría pasar la próxima Navidad con su familia. Y sin pedir perdón a ninguna de las familias de las, al menos, 14 personas que asesinó.